Gurdjieff decía, como citaba el querido Claudio Naranjo, que necesitábamos una educación para tri-cerebrados. Los tres cerebros, el reptiliano, el emocional y el racional. Nuestro sistema límbico es un detector inmejorable de emociones, es el cerebro emocional. Pero tenemos el tercer cerebro, el córtex, que nos permite planificar, modular y elaborar las respuestas 'puras' del cerebro emotivo. Cuando decimos que la emoción no manda, queremos decir que ese tercer cerebro tiene mucho que decir sobre las opiniones del segundo. Para eso lo tenemos, para 'domar' al emocional. Podemos contribuir, con el trabajo terapéutico, a equilibrar estas dos partes de nuestra persona, para sentir las emociones, por supuesto, pero también para aprender a matizarlas cuando así se requiera. Por eso decimos que el sentimiento no manda, o al menos, no siempre.
Busquem l'orígen, per tornar a l'orígen